Skip to main content




Muchas personas tienen su propia idea de lo que es un cristiano ideal. Tengan presente que este ideal fue creado por nosotros, no por Dios. Esta clase de cristiano no existe, y a Dios no le interesa que seamos así. Aquí nos encontramos con un vaso de barro, pero la característica especial de este vaso es que en él se ha depositado un tesoro. El tesoro trasciende y eclipsa al vaso de barro, manifestándose desde dentro del vaso. Esto es lo que significa ser cristiano. Vemos en Pablo, a un hombre que tuvo miedo pero que al mismo tiempo era fuerte. Su corazón fue abrumado pero tenía esperanza. Rodeado por enemigos pero no capturado. Aunque fue perseguido, no se sintió rechazado ni desechado. Fue derribado, pero no estaba destruido (2 Co. 4:7-9). Vemos sus debilidades, pero cuando él era débil, entonces era poderoso (12:10b). El llevaba en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, pero la vida de Jesús se manifestaba en su cuerpo (4:10). Era calumniado, pero tenía buena fama. Parecía que engañaba a otros, pero era veraz. Aparentemente no era famoso, pero todos lo conocían. Parecía que iba a morir, pero vivía. Aparentemente era castigado, pero no hasta la muerte. Parecía que estaba triste, mas siempre estaba gozoso. Era pobre, pero enriquecía a muchos. Parecía que no tenía nada, pero lo poseía todo (6:8-10). He ahí un verdadero cristiano; he ahí el cristianismo genuino.

Un cristiano es una persona en quien hay una paradoja básica, pero armoniosa. La vida cristiana es una vida en la cual hay una paradoja espiritual incomprensible. Dios nos da esta aparente contradicción. Algunos piensan que solamente existe el tesoro, mas no el vaso de barro. Otros piensan que el vaso de barro les impide avanzar. El pensamiento humano siempre es extremista. Pensamos que lo ideal sería tener únicamente el tesoro. Pensamos que el vaso de barro nos impide avanzar. Pero desde el punto de vista de Dios vemos un tesoro puesto en vasos de barro. El vaso de barro no se destruye ni opaca al tesoro. El tesoro se encuentra en el vaso de barro.

El poder de Dios se manifiesta en la debilidad del hombre

El apóstol dijo que tenía un aguijón en su carne (2 Co. 12:7). No sé qué era ese aguijón, pero si sé que debilitaba a Pablo. El oró tres veces al Señor con respecto a dicho aguijón, con la esperanza de que el Señor se lo quitara. Pero el Señor le dijo: “Bástate Mi gracia” (vs. 8-9). El Señor dijo que aunque el aguijón debilitaba a Pablo, Su poder se perfeccionaba en esa debilidad. ¿Cómo puede ser el poder de Dios perfeccionado en la debilidad humana? El dijo: “Mi poder extenderá tabernáculo sobre tu debilidad”, lo cual significa: “Mi poder suplirá tu debilidad”. Esta es la vida cristiana genuina. Al ser cristiano no se elimina la debilidad, ni sólo se busca el poder del Señor. La vida cristiana consiste en que el poder del Señor se manifieste en la debilidad del hombre. Los cristianos no son una especie de ángeles que viven en la tierra. Ser cristiano significa que la debilidad del hombre puede manifestar el poder de Dios.

Permítanme darles un ejemplo. Una vez yo estaba seriamente enfermo. Me tomaron tres series de radiografías en dos meses, y en cada ocasión el diagnóstico fue muy serio. Oré, creí y esperaba que Dios me sanaría. A veces mi fuerza era más que de costumbre. Confesé delante de Dios que había sido fortalecido, pero estaba disgustado porque no sabía la razón por la cual Dios me trataba de esa manera. En ciertas ocasiones estaba bien y lleno de fuerza, pero recaía de repente. ¿Cuál era el propósito de Dios al darme esta fuerza temporal? Estaba muy angustiado. Un día mientras leía la Biblia, me encontré con 2 Corintios 12. Pablo oró a Dios tres veces con respecto al aguijón, pero el Señor no estuvo dispuesto a hacer nada, sino que dijo: “Bástate Mi gracia”. El Señor aumentó Su gracia debido al aguijón e incrementó Su poder debido a la debilidad. Comprendí, entonces, lo que era ser cristiano. Mientras yacía en cama, le pedí al Señor que me mostrara más claramente qué significaba todo esto. Interiormente, vi como un barco en un río. El barco necesitaba tres metros de agua para navegar. Pero en el río había un roca bajo el agua, que se levantaba unos dos metros desde el fondo del río. Si el Señor lo deseaba, podía quitar ese peñasco para que el barco pasara, pero en lo más recóndito Dios me preguntó: “¿Sería mejor quitar el peñasco o hacer subir el nivel del agua tres metros?” Le dije al Señor que sería mejor que aumentara el nivel del agua.

Desde ese día muchas de mis dificultades se terminaron. No me atrevo a decir que nunca fui tentado de nuevo, pero alabo a Dios porque descubrí que El tiene otras maneras para suplir nuestras necesidades. Esta es la vida cristiana. Repito, en la vida cristiana no se elimina el peñasco; sino que se aumenta el nivel del agua. Esto es ser cristiano. ¿Hay dificultades? Por supuesto, todos las tenemos. ¿Hay pruebas? Sí, todos somos probados. ¿Hay debilidades? Obviamente todos tenemos debilidades. Sin embargo, tengan muy presente que por un lado, el Señor no elimina nuestra debilidad, y no nos da poder sin restricción, por otro. El poder de Dios se manifiesta en la debilidad, así como nuestro tesoro se manifiesta en vasos de barro.

Un tesoro en vasos de barro, W. Nee

One Comment

Deja un comentario

error: Contenido protegido !!