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Es posible salir de las drogas?

Por presión de los amigos, por probar algo nuevo, por curiosidad, por temor, por estar en onda, por rebeldía hacía los padres, por diversión, para no quedar afuera ni ser discriminado… estas son las respuestas de aquellos jóvenes a quienes les preguntas «¿por qué consumes drogas?». Estas son respuestas rápidas y sin compromiso. Cuando indagas e intentas ponerte en el lugar del adicto, le tiendes una mano y ellos abren su corazón. Como dijo este adolescente, para quien la droga era un «autocastigo»:

«En casa me nacían sentir mal, en la escuela me hacían sentir mal y fuera donde fuera tenía la sensación de que yo era un desperdicio para todos. Empecé a convencerme de que yo tenía la culpa y de que no tenía arreglo.



Mis compañeros se reían de mí, y cuando me fijaba en alguna chica, para ella era como si yo no existiera. Un día otro compañero que estaba como yo me ofreció marihuana, y cuando la teníamos, nos escapábamos de la escuela. Si no teníamos marihuana inhalábamos pegamento, y hasta llegamos a inyectarnos. En aquel momento era lo mejor, porque nos olvidábamos de quiénes éramos y de cuánto sufríamos, pero por la noche, o cuando estaba fresco en casa me sentía todavía peor. Ahora me doy cuenta de que lo que en realidad estaba haciendo era castigarme por sentirme tan mal conmigo mismo».

Detrás de todas las razones, quienes recurren a las drogas lo hacen para satisfacer alguna necesidad que va más allá de la sustancia en sí. Lo importante es si consiguen cubrir la verdadera necesidad que intentan tapar.

Las adicciones suelen ser la primera causa de muerte en el mundo. También son la primera razón de defectos congénitos, es decir que sus consecuencias pueden pasar de generación en generación. Las drogas están presentes en:
3 de cada 10 pacientes de hospitales generales
5 de cada 10 pacientes de instituciones de salud mental.
La mitad de las muertes por accidentes de tránsito, incendios, ahogos y suicidios
5 de cada 10 reclusiones penales
5 de cada 10 delitos juveniles
6 de cada 10 homicidios
4 de cada 10 asaltos
6 de cada 10 casos de abusos a menores
6 de cada 10 casos reportados de violencia en el hogar.

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Esta es la escalofriante realidad de lo que se «logra» con las drogas. Algunos jóvenes te van a seguir insistiendo en que estas son inofensivas. No saben lo que dicen.

La adicción es un deseo que se vuelve casi imposible de controlar. Impide disfrutar cualquier otra cosa de la vida porque los adictos llegan a poner la droga por encima de todo, y la necesidad se vuelve cada vez mayor. Por eso escapar se hace difícil, y para muchos es casi imposible.

Quien llega hasta las drogas, es quien tiene una necesidad no satisfecha. Esta necesidad es permanente y es inherente al ser humano. Estamos hablando de la necesidad de amor y realización.

Sin Dios resulta imposible saciar estas necesidades. Sin Dios cualquier camino de satisfacción es pasajero, nocivo e inefectivo. Dios tiene mucho más.
Dios te ama con un amor eterno. Te ama tanto que dio a su Hijo Jesús, para que muera para pagar tu rescate y darte vida en abundancia. Dios es amor, y por amor te ha comprado por el mayor de los precios. Un Dios así puede saciar la necesidad de amor de toda la humanidad. Él es tu Padre, y quiere ayudarte.

Me acuerdo del niño que estaba jugando en la arena y con todas sus fuerzas trataba de sacar una piedra que había encontrado en medio de un pozo que estaba haciendo. Había intentado todo, pero era demasiado pequeño para una roca tan grande. La frustración lo estaba haciendo explotar en lágrimas, cuando de repente una sombra grande lo ocultó del sol. Su papá había estado observando todo. Con firmeza y dulzura le preguntó: «Hijito, ¿por qué no usaste toda la fuerza que tenías?» Llorando y confundido, el niño le respondió: «Pero papi, sí lo hice. Usé toda la fuerza que tenía». «No hijo», le corrigió el padre. «No usaste toda la fuerza que tenías, porque no me lo pediste a mí…»

En Dios es posible. Conozco muchos jóvenes y adultos que han sido esclavos de las drogas y actualmente viven en la libertad que sólo Cristo da. Domingo tras domingo comparto con ellos clases de educación cristiana, y veo cómo sus vidas van siendo transformadas.

Pide ayuda. En Dios la libertad es posible.

Bibliografía: Drogas y Pornografía, J. De León y L. Leys

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