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Motivación cristiana

Dios alienta a los desanimados

Dios alienta

Dios alienta a los desanimados

Dios cuida de los que están necesitados y de los agobiados. Él se compadece de los que están tristes y de los que tienen poco ánimo. Dios alienta a los que están desanimados.

Todos nosotros pasamos por períodos de desaliento. Los motivos pueden ser distintos, inclusive, la cantidad de veces que pasas por una etapa dolorosa varía de una persona a otra. Y si bien, hay soluciones y tratamientos recomendados para estos casos, hoy te recomiendo que vayas al Señor en esos momentos.

Dios alienta a los desanimados: la historia de Sofía

En el bullicio de la ciudad, en un rincón tranquilo, se encontraba Sofía. Su corazón pesado la mantenía en silencio, su espíritu cansado y sus ojos, reflejando el peso de una carga que parecía insoportable. Las circunstancias habían sido implacables con ella, empujándola hacia un abismo de tristeza y desánimo. Se sentía perdida en un mar de preocupaciones, incapaz de encontrar la fuerza para seguir adelante.

Una noche, en la penumbra de su habitación, con lágrimas recorriendo sus mejillas, recordó las palabras que había escuchado en una antigua iglesia: «Dios cuida de los necesitados, se compadece de los tristes y alienta a los desanimados». Dudosa, decidió probar algo diferente a lo que había intentado hasta entonces. Cerró sus ojos y, con un susurro tembloroso, elevó una plegaria hacia lo desconocido, hacia lo divino.

«Sé que estás ahí», dijo en un susurro quebrado. «Sé que hablan de tu amor y tu consuelo. Si es verdad, si realmente estás cerca, por favor, ayúdame».

Un destello de esperanza

En medio de su angustia, un destello de esperanza comenzó a crecer en su interior. Una sensación de calidez se apoderó de su corazón, como si una mano invisible la abrazara suavemente, reconfortándola en su dolor. Poco a poco, las sombras de la tristeza empezaron a desvanecerse.

Con el tiempo, Sofía aprendió a buscar ese refugio en los momentos de desaliento. Descubrió que la fe no eliminaba los problemas, pero sí le daba la fuerza para enfrentarlos. En sus momentos más oscuros, recordaba las palabras de ánimo: «El Señor tiene un corazón amoroso para los humildes».

A medida que abrazaba esta nueva perspectiva, su carga se volvía más liviana. Aprendió a encontrar consuelo en la fe, encontrando en la presencia de lo divino el bálsamo para su alma herida. Cada día se convertía en una oportunidad para recordar que, incluso en medio de la adversidad, no estaba sola.

La cita de 2 Corintios 7:6 resonaba en su corazón como una confirmación de que, así como Tito fue consuelo para otros, ella había encontrado su consuelo en la presencia de algo más grande y eterno: el amor y la compasión de Dios.

En los momentos de desaliento, recordaba esa sensación de ser sostenida por algo más grande que ella misma, renovando su fe en que, incluso en la oscuridad, siempre habría una luz que la guiaría de regreso a la esperanza.

Dios te alienta siempre

Cuando estés deprimida/o acude al único que puede cambiar tu lamento en baile. El Señor tiene un corazón amoroso para todos los que con corazón humilde aceptan que lo necesitan.

En tiempos de sufrimiento Él te sustenta. Cuando te sientas agobiado, el Señor te levanta con su poderosa mano.  Si sientes que desfalleces sólo tienes que invocar su nombre y Él acude para sostenerte en pie. Dios te ama y desea llenarte de gozo.

 

“PERO DIOS, QUE CONSUELA A LOS HUMILDES, NOS CONSOLÓ CON LA VENIDA DE TITO”. 2 Corintios 7:6


Lidia E. Cames

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