Aunque ya sabemos que Dios nos protege, también debemos buscar su presencia. No se trata sólo de decirlo, sino de procurar la
cobertura, solicitar su mano sobre nuestra vida y confiar totalmente en Él. Un creyente en Dios no necesita de escoltas humanas, pues el Señor le pone ejércitos de ángeles a su servicio.
“EN ORACIÓN LE PEDIMOS A DIOS QUE NOS DIERA UN BUEN VIAJE Y NOS PROTEGIERA EN EL CAMINO TANTO A NOSOTROS COMO A NUESTROS HIJOS Y NUESTROS BIENES. PUES ME DIO VERGÜENZA PEDIRLE AL REY SOLDADOS Y JINETES QUE NOS ACOMPAÑARAN Y NOS PROTEGIERAN DE LOS ENEMIGOS DURANTE EL VIAJE. DESPUÉS DE TODO, YA LE HABÍAMOS DICHO AL REY QUE LA MANO PROTECTORA DE NUESTRO DIOS ESTÁ SOBRE TODOS LOS QUE LO ADORAN…”
Esdras 8:21, 22
Lidia E. Cames