Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. —Salmos 37:4
Cuando llegan mis vacaciones, me gusta lo que mis amigos me dicen: «¡Felices vacaciones, que las disfrutes!» Las vacaciones, ciertamente son para ser disfrutadas. También un rico postre puede ser disfrutado… o una casa nueva. Pero, disfrutar a Dios?
¿Disfrutas de Dios? Deleitarse es disfrutar. A medida que vamos viviendo con Dios, lo vamos conociendo mejor… ¿experimentaste despertarte en la mañana y sentir que Dios está contigo? A mi me pasó cuando desperté de la anestesia en mi última cirugía… Cuando volví a la conciencia sentí un gusto muy delicado, un deleite de saber que
Dios estuvo conmigo dirigiendo todo y me había guardado.
Disfrutar de Dios es pasar tiempo con El. En un noviazgo es tan agradable estar con nuestra persona amada… lo mismo es cuando te enamoras del Señor. Disfrutas de hablar con El, de caminar con El, de comprobar cómo te cuida y cuánto te ama. Y este deleite tiene como consecuencia una bella promesa.
Cuando comenzamos a disfrutar nuestra relación con Dios, Él satisfará los deseos de nuestro corazón. Este pasaje puede entenderse de varias maneras. El significado principal es la palabra deseos, que significa “la petición o solicitud de nuestro corazón”. Y también quiere decir que nuestras oraciones y peticiones serán respondidas.
Un significado implícito es que Dios nos da esos deseos, es decir, lo que sentimos en nuestro corazón y espíritu fue puesto ahí por el Señor. El deseo es “añorar algo o deleitarse en ello”. Esta palabra se encuentra en los siguientes pasajes:
Lo que el impío teme, eso le vendrá; pero a los justos les será dado lo que desean. Proverbios 10:24
El deseo de los justos es solamente el bien; mas la esperanza de los impíos es el enojo. Proverbios 11:23
La esperanza que se demora es el tormento del corazón, pero árbol de vida es el deseo cumplido. Proverbios 13:12
El deseo cumplido regocija el alma; pero apartarse del mal es abominación a los necios. Proverbios 13:19
Una visión o sueño positivo puede en efecto motivar y avivar el deseo de que se realice. Sin embargo, puede requerir de una temporada de paciencia y de guardar cuidadosamente nuestros corazones para evitar que el sueño se muera dentro de nosotros. Piénsalo, el lugar donde han muerto más sueños es el cementerio local. Muchas personas han muerto sin haber visto cumplirse aquellos deseos que fueron forjados en su mente o que surgieron en su espíritu. Tal vez decían: “Posiblemente cuando tenga más tiempo”, “Cuando tenga el dinero”, o: “Cuando se abra la puerta”, y nunca persiguieron sus sueños.