¿Cuál es la solución para la descarga de condenación del acusador? Pablo tuvo que hacer frente a las mismas luchas que tú y yo afrontamos hoy. Su lamento se registró en Romanos 7: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago . . . ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?”.
Pero Pablo no se detiene ahí, sino que continúa enseñándonos en el primer versículo de Romanos 8 cómo podemos contraatacar los ataques del acusador: Romanos 8:1: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.” ¡NO HAY NINGUNA CONDENACIÓN para los que están EN CRISTO JESÚS! Este es un versículo poderoso. Te animo a que
te comprometas a memorizar este versículo, porque con él podrás repeler todos los ataques del acusador. ¿Estás hoy en Cristo Jesús? ¡Sí! Entonces, ¡no hay ninguna condenación sobre tu vida!
“Pero pastor Prince, usted siempre habla de interpretar las escrituras en su contexto, y mi Biblia dice que hay una condición para no tener condenación: tenemos que andar conforme al Espíritu, no según la carne. Entonces significa que no habrá condenación sólo si no pecamos”.
Me alegro de que digas esto. Veamos todo el versículo de Romanos 8:1 en la versión Reina Valera 1960: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” Así es como aparece en tu Biblia Reina Valera 1960, ¿verdad? Pero ¿sabes que la última parte, “los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”, la añadieron los traductores de la Biblia y no aparece en los manuscritos originales en griego? Es casi como si los traductores no pudieran creer que la declaración de no condenación viniera sin ninguna condición. No creas tan sólo lo que yo digo, compruébalo por ti mismo. Para una traducción más precisa, léelo en la versión Nueva Traducción Viviente (ntv): Romanos 8:1, NTV: “Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús.” Así es, amigo: no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, punto. No hay condiciones ni requisitos previos. Se trata sólo de la obra consumada de Jesús, y ningún esfuerzo del hombre. ¡Aleluya!
No obstante, hay personas que argumentarán que no hay condenación sólo cuando no pecamos. Amigo, si no hay Pablo sería superflua si no hubiera pecado. Entonces, la buena noticia que él estaba declarando es que incluso cuando hay pecado, AHORA no hay condenación para los que están en Cristo Jesús. ¿Por qué? Porque Jesús ya ha sido condenado por todos nuestros pecados ¡Amén!
Cuando aparece el término “Por lo tanto” en un versículo, intenta descubrir siempre porque está ahí. Cuando Pablo dijo: “Por lo tanto, ya no hay condenación . . . ”, se estaba refiriendo a cómo “el pecado, tomando ocasión por el mandamiento” le había engañado y matado. Cuando Pablo estaba luchando bajo la ley, era condenado una y otra vez (encontrarás el relato de Pablo de su lucha en Romanos 7). De hecho, dijo: “¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?”. Esa fue una pregunta retórica. Mira su propia respuesta: “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro”. Fue debido a Jesucristo que Pablo pudo declarar que, por lo tanto, ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús.
Permíteme darte un consejo práctico sobre cómo puedes crecer en esta revelación de que “no hay condenación”: aprende a ver los Diez Mandamientos (la ley de Dios) y la condenación como una misma cosa. Siempre que leas o pienses en la ley, piensa en “condenación”.
Estaba yo hablando con un hermano en la iglesia recientemente y me contó que su entendimiento de “obedecer la ley” era que uno tiene que “actuar bien”. Aunque es cierto que la ley nos dice que actuemos bien, sin embargo siempre terminarás condenado por la ley. A la ley se le llama el “ministerio de condenación” porque no fue diseñada para que pudieras actuar bien, sino para condenarte, ¿y sabes qué? Cuanto más estés bajo la ley e intentes justificarte por ella, más fallarás y serás condenado por ella. Ese no es el camino de Dios. Él no quiere verte viviendo en culpabilidad y condenación porque, como dije antes, la condenación es la raíz más profunda que produce temor, estrés y todo tipo de enfermedades. Literalmente, ¡la condenación te mata!
Cuando el acusador llegue a condenarte por todas tus faltas y te diga cosas como: “¿Cómo puedes llamarte cristiano?” o “Eres el hipócrita más grande del mundo”, ese será el momento de comenzar a verte libre de cualquier condenación. Lo opuesto al ministerio de condenación es el ministerio de justificación, que abunda mucho más en gloria. Comienza a verte justo no por lo que has hecho o no has hecho, sino por lo que Jesús ha hecho, y porque su sangre te limpia continuamente.
Recuérdate a ti mismo que el Espíritu Santo fue enviado para convencerte de tu justicia al margen de las obras. El diablo usará la ley como un arma para condenarte. Pero gloria a Dios, que ahora NO hay ninguna condenación para los que están en Cristo. ¿Cuándo no hay condenación? ¡La Palabra de Dios dice que AHORA!
-Tomado del libro Destinados para reinar por Joseph Prince.