Skip to main content

Conectada profundamente con Cristo

Por 6 minutos de lectura

Permaneciendo conectada a Cristo

Conectada con Cristo

Conectada con Cristo

Fortaleza en la fe la mujer cristiana: permaneciendo conectada con Cristo

El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi salvador; mi Dios es mi roca, en quien encuentro protección. Él es mi escudo, el poder que me salva y mi lugar seguro. Él es mi refugio, mi salvador, el que me libra de la violencia. Clamé al Señor, quien es digno de alabanza, y me salvó de mis enemigos.” (2 Samuel 22:2-4).

¡Qué buena comunicación con Dios que tenía David! Así lo muestra este texto bíblico, en el que proclama quién es el Señor y cómo lo salva de sus enemigos. Me encantaría que esta premisa sea real en cada una de nosotras, mujeres cristianas que vivimos una realidad distinta a David, pero podemos tener su mismo corazón.

En estos tiempos de gran conectividad por medio de la tecnología y las redes sociales, es muy importante trabajar en la única conexión que es imprescindible en nuestra vida. Estar conectada profundamente con el Señor no es opcional, sino la fuente principal de nuestra vida plena.

Descubre el poder de permanecer conectada con Cristo en tu vida diaria

No deberíamos suponer que simplemente porque seamos cristianas hemos aprendido el secreto de permanecer en Cristo. Jesús dijo: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:7). Permanecer en Él es vivir en incesante fusión con sus pasiones; es haber encontrado la habitación de Dios en la que ninguna barrera ni sombra existen entre nuestra debilidad y su suficiencia, o entre nuestro anhelo y el cumplimiento de Él.

Cómo encontrar refugio y fortaleza en la presencia de Dios

Considerando el tamaño de las promesas de Dios, en realidad es una desgracia que la mayoría de nosotras no tengamos nada más que algunos minutos de tiempo a solas con Dios cada día y uno o dos servicio por semana en la iglesia .

El refugio de Dios no es solamente un lugar para visitar a Dios, sino también un lugar para habitar con Él. Para quienes habitamos con Dios, su presencia no es meramente nuestro refugio; es una dirección permanente. Cuando permanecemos en Cristo, al igual que Él y el Padre son uno, así nosotras nos convertimos en uno con Él.

Fortalece tu fe: claves para permanecer conectado con Dios

Es Su vida, Su virtud, Su sabiduría y Su Espíritu lo que nos sostiene. Nos volvemos perfectamente débiles, incapaces de resistirnos a Él. Al igual que la relación del Hijo con el Padre, así también nosotras no hacemos nada por propia iniciativa a menos que sea algo que le veamos hacer a Él. Si Él no requiriese de nosotros nada más que nuestro amor, estaremos bien contentos. Jesús es nuestra primera elección, y nuestro último recurso.

La importancia de la comunión personal con Cristo en la vida cristiana

Para quienes hemos entrado en el lugar permanente, nuestras preguntas no tratan sobre doctrinas o pronunciar la oración adecuada en un altar. Hemos descubierto a aquel a quien ama nuestra alma. Somos constreñidos y guiados por su voz, rendidos y encarcelados en su amor. Él dice: “Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto” (Cantares 2:14).

Cómo alcanzar una relación profunda y duradera con Dios mediante la oración

Para nosotras, mujeres de Dios, encontrar una relación profunda y duradera con nuestro Creador a través de la oración es una bendición invaluable. Es como fortalecer un lazo íntimo y sólido entre nosotros y Dios, similar al amor que une a Cristo con su amada iglesia. Imagina que cada vez que oras, estás abriendo las puertas de tu corazón y permitiendo que la presencia divina te rodee, te consuele y te guíe. En esos momentos, todas las preocupaciones y distracciones del mundo se desvanecen, y te sumerges en un refugio seguro, donde puedes hablar con sinceridad y confianza con tu Padre celestial.

La oración es mucho más que solo hablar; es un diálogo profundo y significativo con Dios. Él no solo escucha nuestras peticiones, sino que también nos habla en respuesta, revelándonos Su voluntad y Su amor. A través de la oración, podemos encontrar consuelo en los tiempos difíciles, dirección en medio de la confusión y fuerza para enfrentar los desafíos de la vida. Cada palabra que pronunciamos en oración es preciosa para Él, incluso cuando sentimos que nuestras palabras son torpes o nuestras oraciones son débiles. Dios encuentra dulzura en nuestra voz y belleza en nuestra humildad, acogiéndonos con amor incondicional y aceptación.

Al sumergirnos en la práctica constante de la oración, cultivamos una relación profunda y duradera con Dios. Es como regar una planta; con cada oración, nutrimos nuestra conexión espiritual, permitiendo que florezca y crezca. A medida que confiamos en Él más y más, encontramos que nuestras vidas están transformadas por Su gracia y Su poder. La oración se convierte en un vínculo sagrado que une nuestros corazones al corazón de Dios, llevándonos a una comunión más íntima con nuestro Salvador.

Mujer de Dios, no subestimes el poder de la oración en tu vida. Dedica tiempo cada día para buscar la presencia de Dios en la oración, y verás cómo Él transforma tu corazón, te fortalece en tu fe y te guía en tu caminar con Él. Encontrarás en la oración un refugio seguro y un lugar de encuentro divino, donde tu corazón será llenado de paz y tu alma encontrará descanso en los brazos amorosos de tu Padre celestial.

 

Deja un comentario

error: Contenido protegido !!
Don`t copy text!