Experimenta la realidad de cielos abiertos en tu caminar de fe
Y luego les dijo a todos: «Les aseguro que ustedes verán el cielo abierto, y también verán a los ángeles de Dios subir y bajar sobre mí, que soy el Hijo del hombre.» Juan 1:51.
Para nosotras, que creemos, esta es una realidad manifiesta, incluso en nuestros días. Contemplamos el cielo abierto; Jesús mismo lo ha despejado para todas las creyentes. Nuestras miradas penetran en este lugar de misterio y gloria que Él nos ha revelado. Pronto estaremos allí porque Él es el camino.
Contenido de esta publicación:
- 1 Cómo la escalera de Jacob revela un intercambio celestial en la oración de la mujer
- 2 Viviendo la Visión de Jacob: De los Sueños a la Realidad Cotidiana
- 3 Ascendiendo por la Comunión, Descendiendo por la Salvación: La Promesa que Nos Guía
- 4 Hoy declaro cielos abiertos sobre mi casa
- 5 Declara los cielos abiertos para tu casa
- 6 Oración
Cómo la escalera de Jacob revela un intercambio celestial en la oración de la mujer
Aquí tenemos la interpretación de la escalera de Jacob. Entre el cielo y la tierra hay una especie de intercambio: la oración asciende, y la respuesta desciende por medio de Jesús. Cuando contemplamos esta escalera, vemos a Jesús. Él es el camino iluminado que nos lleva hasta el trono del Altísimo.
Viviendo la Visión de Jacob: De los Sueños a la Realidad Cotidiana
Utilicemos esa escalera y permitamos que los mensajeros de nuestras oraciones suban por ella. Viviremos la vida de los ángeles si, a través de la intercesión, ascendemos al cielo y nos apropiamos de las bendiciones del pacto, para luego descender y compartir estos dones entre los hijos de los hombres.
Ascendiendo por la Comunión, Descendiendo por la Salvación: La Promesa que Nos Guía
La magnífica visión que solo en sueños tuvo Jacob, nosotras podemos convertirla en una realidad gloriosa. En este mismo día y a cada hora, subiremos y bajaremos por esa escalera: ascendemos mediante la comunión con Dios y descendemos para trabajar por la salvación de nuestras semejantes. Esta es tu promesa.
Hoy declaro cielos abiertos sobre mi casa
Experimentar la vida «con los cielos abiertos para mi casa» es sumergirse en una cotidianidad llena de bendiciones divinas. Cada día, la presencia palpable de Dios llena los espacios, disipando cualquier sombra de preocupación. Es como caminar bajo un cielo perpetuamente despejado, donde la paz y la armonía fluyen como un río constante. Las oraciones encuentran respuestas con una prontitud celestial, y la casa se convierte en un refugio de amor y esperanza. Vivir con los cielos abiertos implica experimentar una conexión espiritual profunda, donde la presencia divina transforma cada rincón en un testimonio vivo de la gracia y el favor de Dios.
Declara los cielos abiertos para tu casa
Declarar los cielos abiertos para tu casa es afirmar una conexión directa con las bendiciones divinas. Es invocar la presencia de Dios para que su gracia y favor fluyan constantemente en el hogar, creando un ambiente de paz, amor y prosperidad que impacta positivamente a quienes lo habitan. Declara conmigo:
Hoy deseo vivir en esa promesa y contemplar, a través de la fe, los cielos abiertos.
Oración
Oh Señor Jesús; haz que gozosamente la veamos cumplida. Haz que yo viva hoy de tal manera que pueda contemplar tus cielos abiertos sobre mi.
Dios amoroso, en este día, te agradecemos por la promesa de cielos abiertos que has extendido a cada mujer de fe. Con corazones llenos de gratitud, reconocemos que el cielo se abre ante nosotras, revelando tu gloria y amor incondicional. Te pedimos, Señor, que guíes nuestros pasos por la escalera de Jacob, que nuestras oraciones asciendan como incienso a tu presencia y que tus respuestas desciendan abundantemente sobre nosotras y nuestras seres queridos.
Que cada día vivamos la visión de Jacob convertida en realidad gloriosa, ascendiendo por la comunión contigo y descendiendo para ser instrumentos de tu amor y salvación. Fortalece nuestra fe, Señor, y permite que cada mujer experimente la magnificencia de tus cielos abiertos en su vida diaria. En el nombre de Jesús oramos, confiando en tu fidelidad y amor eterno. Amén.