Vivir ante sus ojos es vivir en Su presencia. No sólo delante de Su presencia, sino en ella. ¡Qué perspectiva tan increíble: vivir en Su presencia! No podemos negar que esto es lo que añora nuestra alma. Los cristianos del segundo día lo visitaban, pero los del Tercer Día van a vivir en Su presencia. Cada segundo de cada minuto… cada minuto de cada hora… cada hora de cada día… por toda la eternidad.
Creo que Dios está levantando una nueva generación que va a vivir en Su presencia. A esa generación le llamo: La generación de Jacob. Se preguntarán: «¿Por qué Jacob?». Porque Jacob significa «engañador». Esta generación va a engañar de nuevo. Los que somos como Jacob en el Tercer Día, y que vivimos en Su presencia, vamos a engañar. ¿A quién vamos a engañar? ¡Vamos a engañar al enemigo!
Cuando él crea que estamos saliendo, estaremos entrando. La columna de fuego y la de nube provocaron una confusión en el Éxodo. Era el método de Dios para confundir al enemigo. Cuando el enemigo buscaba al pueblo de Dios en las tinieblas, el pueblo estaba en la luz. Cuando el enemigo lo buscaba en la luz, estaba bajo el fuego. ¿Comprende esto? Significa que el enemigo nunca los podía encontrar, porque siempre estaba en el lugar equivocado y en el momento que no era. Comprenda que nosotros vamos a engañar al enemigo. ¡Nos ha llegado la hora de engañar al enemigo!
La generación de Jacob es la única que vivirá ante su vista. Hay cuatro cosas que Dios le dio a Jacob. Esas cuatro cosas existen ahora mismo, en el Tercer Día: Una cojera — la cicatriz de la bendición; una escalera — la visión; un nombre — la identidad; y una nación — el lugar de destino. La cojera se identifica con la cicatriz de la bendición, la escalera enriquece la visión, el nombre nos da autoridad por medio de nuestra identidad, y la nación nos engrandece por medio de nuestro destino.
Pero, para el propósito de este artículo leamos más sobre la escalera. Antes de seguir leyendo le recomiendo que lea Génesis 28:12-22, este versículo comienza diciendo: «Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella». La escalera habla de visión. Esto es lo que Dios le da a la generación de Jacob del Tercer Día. Tenemos una visión como nunca antes la ha tenido nadie. Dios nos ha dado la escalera de la visión.
¿No ha podido comprender por completo el destino que Dios tiene para usted? ¿Ha sido incapaz de ver más allá en su vida? Necesita usar la escalera para salir de esa circunstancia. Necesita salir de su desesperación, salir de su soledad, salir de su depresión, salir del segundo día para subir al tercero.
Jacob estaba acostado sobre la piedra cuando vio una escalera, y ángeles que subían y bajaban por ella. Los ángeles están bajando con sus bendiciones.
En la parte superior de la escalera, vio la gloria de Dios. Ha llegado el momento de que usted ponga la cabeza sobre esa piedra y capte la visión de la escalera.
La piedra es un lugar incómodo. Aunque Jacob habría podido poner la cabeza en la arena, la puso sobre la piedra. El cristianismo es incómodo. El Tercer Día va a ser incómodo para muchos, porque exige que pongamos la cabeza sobre la piedra.
¿Dónde se apoyó Jacob? ¿Dónde se apoya usted? Usted se apoya en la roca. Pone la cabeza sobre Jesús, la roca sobrenatural. Cuando usted pone la cabeza sobre Jesús, a la carne se le hace incómodo. Pero es allí donde veremos la escalera. La única manera de ver la escalera es descansar sobre la roca. Allí es donde usted recibirá la visión.
Ha llegado su hora, su momento, para subir al monte santo de Dios usando la escalera de Jacob. Suba hasta su presencia, suba hasta su gloria, suba hasta el aposento alto, suba hasta la plenitud de todo aquello que Él tiene predestinado para usted. Ahora mismo, suba hasta su promesa, suba hasta su ascenso, suba hasta su posición, suba para entrar en su posesión. Use la escalera en el nombre de Jesús.
Sammy Rodríguez es el pastor del Centro de Alabanza del Tercer Día en Nueva York, E.U.A.