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Tener los pensamientos adecuados requiere intencionalidad. Tenemos que estar conscientes de que cada día al levantarnos nuestro instinto natural, humano tenderá a gravitar hacia todo lo que pensamos que está mal en nuestras vidas. Así que tenemos que poner de nuestra voluntad para concentrarnos en la perspectiva correcta antes de comenzar a movernos en pos de un nuevo día. Quisiera compartirle cómo lo hago. Ya llevo algún tiempo practicando esto en mis devocionales diarios y ha cambiado la forma en que veo cada día. Lo hago no solo cuando las cosas andan bien, sino también en los días difíciles.

Cada día cuando dirijo mi atención hacia Dios en forma concentrada, lo primero que hago es asegurarme de dirigir mi atención a la bondad, la grandeza y la gloria de Dios. Concentrarme diariamente en estos tres atributos de Dios me da un cuadro o filtro completo de su gracia. Mi modelo para esto es el primer versículo de la Oración del Señor en Mateo 6:9. También he notado que casi todas las oraciones del apóstol Pablo por las iglesias del Nuevo Testamento siguen el mismo patrón.

La Oración del Señor comienza con: “Padre nuestro”. Usted debe recordarse a sí mismo que es un hijo de Dios y que sus pecados fueron perdonados (Juan 1:12; 1 Juan 2:2). Debe saber que irá al cielo y tendrá vida eterna por medio de Jesús (Romanos 5:21). Debe saber que tiene el favor de Dios y que Dios está de su lado (Romanos 8:31). Necesita recordar cada día que su verdadero hogar no es aquí en la tierra sino en el cielo (1 Juan 2:17). Su vida en la tierra es temporaria, pero su vida con su Padre celestial es eterna (Colosenses 3:1–3). Déle gracias a Dios por quién Él es y por lo que ha hecho por usted.

Pero esto no termina allí. Usted podría estar pensando: Bueno, todo eso está muy bien, Stovall, sé que Dios me ama, y que está de mi lado, pero eso no hace que mis desafíos cotidianos desaparezcan. Sigo enfrentando las mismas dificultades. Tiene usted toda la razón. Por eso es que luego de concentrarnos en la bondad de Dios, debemos concentrarnos en su grandeza.

Las siguientes palabras de la Oración del Señor son: “que estás en los cielos”. El cielo habla de la grandeza de Dios y la grandeza de su poder entre todos los que creen en Él. Debemos recordar que Dios está en el trono, y con Él “todas las cosas son posibles” (Marcos 10:27). Jesús tiene toda la autoridad (Mateo 28:18), y como hijo de Dios, todo el poder del cielo está a su disposición. El mismo poder que levantó a Jesús de entre los muertos vive en usted (Romanos 8:11). Con Jesús dentro suyo, ¡usted puede enfrentar cualquier cosa! Tenga fe en que Él moverá montañas si tan solo usted cree (Mateo 17:20). Así que crea en Dios para lo sobrenatural y sepa que Él hará que todas las cosas operen de acuerdo con la voluntad divina (Romanos 8:28). Lleve todas sus preocupaciones, problemas, pruebas y dolor al Señor y crea que Él hará grandes cosas (1 Pedro 5:7). Créalo en su corazón: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

Recuerde, Dios dice que Él nos da paz y gozo si creemos, no si logramos las cosas. No importa qué le esté sucediendo, confíe en Dios y podrá experimentar su gozo y su paz. Nos los da cuando confiamos en Él. La mayoría de la gente cree que la única alegría es cuando la oración es respondida o cuando sus circunstancias cambian. No es cierto: es cada día, a medida que caminamos con Dios. ¡Eso es despertamiento!

Lo último en lo que nos concentramos es la gloria de Dios: “Santificado sea tu nombre”. Esto nos ayuda a recordar que esta vida no trata solo de nosotros. Santificado significa “exaltado” o “alzado”; en otras palabras: “Sea glorificado el nombre de Dios”. Nuestras vidas en esta tierra son apenas una pizca de polvo en el gran cuadro de la eternidad. Son como un vapor. Aunque tantas veces nos concentramos en nuestra propia comodidad y preferencias, esas cosas en realidad no harán ninguna diferencia en el gran cuadro. Mantener una perspectiva de la eternidad nos ayuda a recordar que si debemos atravesar alguna dificultad que preferiríamos evitar, igual podemos disfrutar de nuestra relación con Dios.

Mi prioridad número uno cada día es vivir para la gloria de Dios sin importar lo que encuentre en mi camino. Elijo estar contento con lo que Dios tiene para mí en cada tiempo y lo glorifico sin importar cuáles sean mis preferencias personales (Filipenses 4:12). Cuando usted se levanta en la mañana, su prioridad número uno debería ser establecer una mentalidad correcta para enfrentar su día.

Concéntrese primero en los atributos de Dios y vea todo a través de ese filtro. Recuerde, no se trata de lo que usted puede hacer. Se trata de lo que Dios es.

La única manera de que usted pueda disfrutar constantemente de su relación con Dios, la única manera de que pueda tener esta increíble vida llena de paz y gozo, no será porque obedezca a Dios perfectamente, sino porque verdaderamente cree y se concentra en cuánto lo ama Dios. Cuando usted camina con Dios y se concentra en el amor que Él le tiene, eso se llama andar en la gracia de Dios.

Obtengamos una mentalidad correcta para no convertirnos en personas orgullosas o condenadas. Cuando nos encendemos por Dios y experimentamos nuestro despertar, nuestra pasión por Dios debe ser constante y coherente, y lo único constante es la gracia de Dios que encontramos en Jesús y en su amor por nosotros.

Aquí es donde nos encontramos en nuestro camino hacia un despertamiento:

• al experimentar la rendición

• al experimentar pasión por Dios

• al experimentar la bondad de Dios

La mejor noticia que podríamos recibir es que Dios se relaciona con nosotros sobre la base de la obra completa de Cristo. Eso marca la diferencia. Esa es la constante en nuestro estilo de vida de despertar. Esas son buenas noticias que podemos celebrar ¡todos los días!

– Tomado del libro El despertamiento por Stovall Weems


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