Tu presencia me da seguridad, mi Dios
Contenido de esta publicación:
Devocional para mujeres
Encontrando Seguridad en la Presencia de Dios
Relato de hoy:
Un Refugio en la Tormenta
En medio de la incertidumbre, Florencia se encontró caminando por un sendero desconocido. Las tempestades de la vida habían golpeado su puerta con una fuerza inesperada. En su corazón, la inquietud y el temor se entrelazaban, dejándola exhausta. Pero en el silencio de la noche, mientras buscaba respuestas, sus ojos se posaron en las palabras del Salmo 16:5-8 Nueva Traducción Viviente:
5 Señor, solo tú eres mi herencia, mi copa de bendición;
tú proteges todo lo que me pertenece.
6 La tierra que me has dado es agradable;
¡qué maravillosa herencia!
7 Bendeciré al Señor, quien me guía;
aun de noche mi corazón me enseña.
8 Sé que el Señor siempre está conmigo.
No seré sacudido, porque él está aquí a mi lado.
Aplicación Personal:
Encontrando Fortaleza en las Promesas
El Salmo 16 revela una verdad eterna: la seguridad de la presencia de Dios. Así como Florencia enfrentaba desafíos, todas las mujeres atravesamos temporadas de incertidumbre. Sin embargo, el salmista nos recuerda que nuestra herencia en Dios es preciosa y segura.
Como mujeres cristianas, nuestra porción no está determinada por circunstancias cambiantes, sino por la constante presencia de Dios a nuestro lado.
En los momentos de prueba y desconcierto, recordemos que Dios no solo nos rodea, sino que está delante de nosotros. Él es nuestra guía, nuestra fortaleza y nuestra seguridad. En Su presencia, encontramos un refugio en medio de las tormentas, un lugar donde la paz trasciende cualquier situación.
Oración de Confianza:
Dios está contigo, habla con Él
Querido Dios, en medio de la agitación y las tormentas de la vida, te agradezco por ser nuestra seguridad y refugio. Ayúdame a recordar siempre que mi herencia en ti es preciosa y eterna. Permíteme encontrar paz en tu presencia, sabiendo que contigo a mi lado, nada puede hacerme tambalear. Fortaléceme para confiar en tu guía y encontrar consuelo en cada paso que doy. En el nombre de Jesús, amén.