Tarde o temprano todos tenemos que enfrentarnos a estas preguntas cruciales: ¿Voy en alguna dirección? ¿Habrá algún sentido? ¿Tengo algún rumbo?
Terrícola: Dícese del que habita la Tierra, que vive en el planeta Tierra.
Si estás leyendo estas líneas parado sobre el suelo de este planeta entonces la definición te incluye: sos un terrícola. Naciste en la Tierra y no en Venus. El día de tu cumpleaños apareciste en este mundo. De repente entraste en escena casi sin darte cuenta. Aprendiste tus primeras lecciones, te enseñaron un lenguaje y llegaste a entender que eras un terrícola, habitante de un planeta del sistema solar, en una de las tantas galaxias del universo llamada Vía Láctea.
Creciste junto a un grupo de personas a las que imitaste, te dijeron algunas cosas acerca de la vida y ahora formás parte del elenco de esta gran película titulada “Historia de la Humanidad”. Pero los años han pasado y hoy las preguntas siguen siendo las mismas: ¿Para qué? ¿Tiene algún sentido todo esto?
Mucha gente piensa que su vida es un gran accidente cósmico. Sienten que son el fruto de una casualidad. Fue la suerte la que determinó su existencia y sus vidas están libradas al “azar del destino”. ¿Para qué esforzarme? ¿Para qué estudiar? ¿Para qué trabajar? ¿Para qué ser honrado? Lo que importa es disfrutar del hoy. Viví para tu presente. Hacé la tuya. Y son muchos los jóvenes que transan con esta idea. Se habla de la “generación cero”.
Cero proyectos. Cero perspectiva del futuro. Cero trabajo. Cero estudio. Cero motivación. Cero sentido. Cero propósito. Lo único que cuenta es pasar el momento.
Pero la idea de Dios es otra: “Dios nos eligió antes de crear la tierra” (La Biblia). Fue Dios el que te eligió. Estás en este planeta porque Dios lo quiso. Y no sólo porque Dios LO quiso sino porque Dios TE quiso. No sos el fruto de una gran casualidad cósmica, estás acá porque Dios te ama y tiene un propósito para tu vida. No le demos más vueltas: la vida fuera de Dios no tiene ningún sentido.
La Biblia dice algo muy sabio: “Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud”. La clave es acordarnos antes de que sea tarde. Muchos, al llegar a viejos, miran para atrás y se preguntan: “¿Qué sentido tuvo toda esta historia?” La buena noticia es que todavía estás a tiempo. Si estás en esta tierra es porque Dios pensó en vos. Dale tu vida, tu tiempo, tu presente y futuro, tus energías, tu juventud o tu adultez.
No transes con la “mentalidad cero”. Estudiá, trabajá, esforzate, soñá… No subsistas, ¡¡VIVÍ!! ¡Con Dios es posible!
Un último secreto: somos terrícolas pero estamos de paso. La vida no se acaba el día de tu muerte, el Dios que te creó también te da vida para siempre, una vida eterna.