Skip to main content

Una mujer extraordinaria

Por 3 minutos de lectura

Eres extraordinaria en las manos de Dios

mujer extraordinaria en manos de Dios

Eres mujer extraordinaria en manos de Dios

¿Soy una mujer extraordinaria?

Cuando pienso en mi misma e intento definirme, estoy muy lejos de decir que soy extraordinaria. Con sólo pensar que eso es lo que Dios piensa de mi, mi corazón palpita más fuerte.

Mujer extraordinaria:  «fuera de lo ordinario, fuera de lo común».

Algo o alguien extraordinario se destaca por no ser como el promedio, y se puede pensar que tiene algo destacado en sí mismo, que lo hace especial. Ahora bien, ¿Cómo es posible que yo misma sea extraordinaria cuando nunca me destaqué en nada, ni en mis promedios estudiantiles, ni en deportes, ni en elocuencia o con algún don artístico…?

Ser fuera de lo común no es algo que dependa de mi. Nada de lo que forma parte de mi naturalmente me convierte en extraordinaria para Dios. Esto incluye a aquellas personas que sí tienen algún don natural o adquirido gracias al esfuerzo personal. Por ejemplo, una gimnasta que gana la medalla olímpica de oro seguramente tiene dones muy destacados, y en su disciplina es la primera del mundo.

Sin embargo a los ojos de Dios esto no la hace extraordinaria.
Para romper con el molde y ser una persona extraordinaria no sirven mis talentos naturales. Tampoco mi disciplina, mi esfuerzo, mi deseo o mi voluntad. Nada de lo que tengo, nada de  lo que me esfuerce en hacer me permitirán brillar ni destacarme.

Todo esto hace que me pregunte, ¿es posible ser una mujer extraordinaria?

Encuentro la respuesta en la Biblia:

Yo te elegí. Te amé desde antes de la fundación del mundo. Te conozco desde que estabas en el vientre de tu madre. Te salvé, te restauré y lo sigo haciendo. Te doy un propósito. Te hago vivir libre. Nada va a faltarte. Te hago transitar por sendas de bien. Te ayudo en tus dificultades. Te doy una nueva oportunidad cada mañana. Tu vida tiene sentido, no sólo en el presente sino para toda la eternidad. Eres hermosa, tu espíritu alegre embellece tu rostro. Estás en mis manos, voy a cuidarte siempre, voy a estar contigo por siempre. Te doy un lugar especial en mi mesa, eres parte de mi familia. No te dejaré ni te desampararé.


Sí, soy extraordinaria en las manos de Dios. 

error: Contenido protegido !!
Don`t copy text!