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De todos modos, creo

Por Reflexión4 minutos de lectura

De todos modos, un amor inmerecido: Jesús murió por mí

De todos modos creo

De todos modos creo

Un sacrificio inesperado: Jesús toma mi lugar sin que yo lo pida

Yo no lo merecía, pero Él de todos modos lo hizo. Yo no se lo pedí, pero Él de todos modos ya lo había hecho: Jesús murió por mí. Sí, Él tomó mi lugar. El pagó mi rescate con Su vida. ¿Cómo alguien puede amar tanto hasta dar su propia vida en mi favor? Yo no soy mejor que nadie, y sin embargo, Él lo hizo.

Sin merecerlo, sin pedirlo: Jesús actúa de todos modos

Aquí estoy, sin merecerlo, sin pedirlo y sin ser mejor que nadie… Jesús, de todos modos, lo hizo.

No es algo virtual, no es algo religioso o místico. Simplemente, cuando creí lo que Jesús hizo por mí, nací de nuevo. No hablo de entrar al vientre de mi madre y volver a salir, lo cual es imposible. Hablo de nacer del Espíritu. Creo que tengo nueva vida. Ya no vivo yo, ahora Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo, lo vivo por la fe en lo que Jesucristo hizo por mí.

Redención sin méritos: Él pagó mi rescate con Su vida

No se trata del azar, o de un augurio acerca de mi destino. No me fue revelado por un gurú o una carta natal. Sé que Dios me ha elegido desde antes de nacer para ser Su hija, y que tiene un plan para mí. Creo que mi vida tiene un propósito en Dios. Así lo dice la Biblia, y en ella creo absolutamente.

Estoy completamente segura de que el mensaje de Dios que anunciaron los profetas es la verdad. Ese mensaje me dice cómo vivir. Ninguna enseñanza de la Biblia se puede explicar como uno quisiera. Ningún profeta habló por su propia cuenta. Al contrario, todos ellos hablaron de parte de Dios y fueron guiados por el Espíritu Santo.

Enfrentando tormentas con fe: Creo de todos modos

Entonces, cuando vienen las tormentas de la vida, el desánimo, las dificultades, las situaciones agobiantes, las enfermedades, las pérdidas, los fracasos, las injusticias, yo, de todos modos, creo.

Aunque no entienda lo que ocurre. De todos modos, creo. Mi cuerpo se va gastando, pero mi espíritu va cobrando más fuerza. Las dificultades que tengo son pequeñas, y no van a durar siempre. Pero, gracias a ellas, Dios me llenará de la gloria que dura para siempre: una gloria grande y maravillosa.

Descubriendo un propósito eterno: Cada desafío modela mi destino

En mi jornada de fe, he aprendido que cada desafío, cada tormenta y cada prueba no son simplemente obstáculos en mi camino, sino herramientas que Dios utiliza para esculpir un propósito eterno en mi vida.

Aunque en ocasiones no comprenda el significado detrás de las dificultades, de todos modos creo que cada experiencia contribuye a la formación de mi carácter y a la revelación del plan divino. Así, en medio de las incertidumbres de la vida, persisto en mi fe, sabiendo que, de todos modos, cada paso está guiado por la mano amorosa de Aquel que tiene un propósito perfecto para mí.

¡Tú guardarás en perfecta paz
    a todos los que confían en ti,
    a todos los que concentran en ti sus pensamientos!

Isaías 26.3

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