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Dichosos los que van por caminos perfectos, los que andan conforme a la ley del Señor. Dichosos los que guardan sus estatutos y de todo corazón lo buscan. Jamás hacen nada malo, sino que siguen los caminos de Dios … ¡Cuánto deseo afirmar mis caminos para cumplir tus decretos! No tendré que pasar vergüenzas cuando considere todos tus mandamientos.

—Salmos 119:1-6

Los que establecen su curso siguen en el consejo de Dios y esto no los vuelve rígidos o sin sentido del humor. Los hace comprometidos. Ellos disfrutan de la vida. Disfrutan de su trabajo. Disfrutan de su familia. Disfrutan de su iglesia. Son el tipo de personas que tienen propósitos. Ellos hacen acontecer la vida; no es que meramente la vida les ocurra. Son la clase de personas que no lanza palabras como si fueran un conjuro mágico que les proveerá lo que quieren. Usan lo que dicen para establecer su camino.

Padre, me afirmo en tu consejo. Yo no ando por mi propia cuenta. Sigo el camino que tú estableciste. Tú ordenas mis pasos con tu Palabra. Me llevas de la mano. Porque confío y obedezco tu Palabra, mi camino será próspero y comeré el bien de la tierra. En el nombre de Jesús, amén.

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