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El concepto de tiempo pasado, presente y futuro y lugar es muy importante. Una de mis escrituras favoritas es Hechos 17:24-28:

El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.

Cuando estamos en el lugar correcto en el momento

correcto, Dios extiende la línea de nuestro horizonte para que podamos ver nuestro futuro. Muchos cristianos olvidan que Dios nos ordenó ver el futuro y comunicar lo que vemos para que muchos puedan saber cómo encontrar su camino en un mundo que cambia. Dios no hace nada sin antes decírselo a sus profetas. ¡Su hoy es su mañana! La fe ve de antemano.

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. —Hebreos 11:1-3

Cuando permite que el Señor extienda su horizonte más allá del hoy, el mañana se convierte en una dimensión de fe que llegará a ser realidad. Tenemos una gran porción que puede obtenerse por la fe. Por la fe podemos ver el mundo de la manera en que Dios quiso que fuera. Podemos ver nuestro futuro a medida que caminamos en el presente. Podemos permitir que el Señor traiga nuestro pasado a nuestro presente, reconcilie nuestros errores y elimine los obstáculos que han afligido a nuestro hombre espiritual. Entonces podemos obtener la fuerza que nos mantiene avanzando hacia el futuro.

Por tanto, ¿cómo obra a nuestro favor el tiempo y el lugar para hacer que nuestras reacciones, errores, esperanzas perdidas, deseos equivocados, oportunidades perdidas, y colosales confusiones generales sean redimidos, o comprados otra vez?  Redimir significa “volver a comprar o ser liberado de la cárcel”. Hemos estado en un periodo de recompra. A medida que progresamos hacia nuestro futuro, debemos recibir el premio por nuestras batallas. Hablamos sobre cómo podemos dejar nuestro periodo pasado reconciliar nuestras pérdidas y avanzar hacia el futuro. Permita que le recuerde que puede formar una relación con un Redentor que puede redimir sus días, ayudarle a vencer las malas situaciones y abrir el nuevo día que tiene usted por delante. Recuerde: el sol saldrá mañana, nacerá un nuevo día y verá un nuevo horizonte que se haya formado por causa de usted.

-Extracto tomado del libro Es hora de vencer al enemigo por Chuck D. Pierce.

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