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El Espíritu Santo es nuestro divino Maestro. Creo que la mayor obra del Espíritu Santo es enseñar. Cada nueva revelación y aspecto de luz que descubrimos en Dios se produce como resultado de la obra del Espíritu Santo, que vino para enseñarnos y guiarnos a toda verdad (Juan 14:26; 16:13). Su objetivo es enseñarnos la voluntad de Dios. Nos enseña sobre el pecado y nos trae convicción. Nos enseña a orar, nos enseña sobre la eternidad, viene para revelarnos a Jesús, nos abre dimensiones de vida para que podamos ver quiénes somos a ojos de Dios, qué necesitamos en ese momento y hacia dónde vamos en el futuro. Nicodemo y otros llamaron a Jesús “maestro que ha venido de Dios” (Juan 3:2).

Los dos discípulos que caminaban por el camino de Emaús dijeron: “¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” (Lucas 24:32). Jesús les enseñó mientras iban de camino. De igual forma, el Espíritu Santo ha venido para ser nuestro Maestro a fin de revelarnos a Jesús para que podamos caminar en una relación personal con Dios y después compartir esa relación con otros. El Espíritu Santo es el mejor Maestro, que se compromete con nosotros y nos ayuda a aprender caminando a nuestro lado en las situaciones de nuestra vida.*

-Fuchsia Pickett, Presenting the Holy Spirit [Presentar al Espíritu Santo].

– Tomado de la sección Fundamentos para la guerra espiritual de la Biblia para la guerra espiritual publicada por Casa Creación. Usado con permiso.

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