Descubriendo mi Pasión por Cristo
Un Camino desde la Adversidad
La historia de mi vida comenzó en un escenario desafiante. Criada en un hogar destrozado, mis padres se separaron incluso antes de que viera la luz del día. La primera vez que los vi juntos fue dieciocho años después, cuando fui llamada a testificar en su doloroso juicio de divorcio. En ese instante, el destino parecía poco alentador.
Contenido de esta publicación:
- 1 Encontrando Luz en la Oscuridad: Un Vecindario Olvidado
- 2 La Pasión de Walt: Un Maestro que Cambió Mi Vida
- 3 Desafiando las Probabilidades: Walt y su Clase de Escuela Dominical
- 4 El Arte de Conectar: Jugando a las Canicas y Construyendo Vínculos
- 5 De Trece Muchachos a una Pasión Compartida: El Legado de Walt
- 6 La Chispa que Encendió mi Pasión por el Ministerio
- 7 Oración
Encontrando Luz en la Oscuridad: Un Vecindario Olvidado
Mi infancia transcurrió en un vecindario al norte de Filadelfia, donde se decía que nunca podría establecerse una iglesia evangélica. Pero, como suele hacerlo, Dios reveló su sentido del humor al guiar a un pequeño grupo de cristianos a unirse, comprar una pequeña casa y dar inicio a una iglesia.
La Pasión de Walt: Un Maestro que Cambió Mi Vida
En el camino de la vida, me crucé con un hombre llamado Walt, un miembro de la iglesia cuya educación solo llegó hasta el sexto grado. Su historia es inspiradora, especialmente cuando decidió emprender la tarea de iniciar una clase de escuela dominical.
Desafiando las Probabilidades: Walt y su Clase de Escuela Dominical
El superintendente de la escuela dominical, inicialmente escéptico, le dijo a Walt que podía empezar su clase si encontraba a alguien dispuesto a ser su alumno. Determinado, Walt vino a mi barrio, donde me encontraba jugando a las canicas.
El Arte de Conectar: Jugando a las Canicas y Construyendo Vínculos
En ese momento, yo no tenía interés en la escuela, pero Walt encontró la manera de conectarse conmigo. Propuso jugar a las canicas, una actividad que me intrigó. A pesar de perder todos los juegos, disfrutamos el tiempo juntos, y en ese instante, supe que seguiría a Walt a donde fuera.
De Trece Muchachos a una Pasión Compartida: El Legado de Walt
Walt reunió a trece muchachos de la comunidad para su clase de escuela dominical, nueve de los cuales provenían de hogares destrozados. De esos trece, once están hoy dedicados a tiempo completo al trabajo de la vocación cristiana. No puedo decir mucho sobre lo que nos enseñó, pero puedo contar mucho sobre él, porque nos amó por causa de Cristo.
La Chispa que Encendió mi Pasión por el Ministerio
Walt no era el más brillante, pero su autenticidad lo convertía en un maestro extraordinario. Mi interés en enseñar va más allá de lo profesional; es intensamente personal y se ha convertido en una verdadera pasión. Hoy, mi ministerio existe gracias a la intervención divina que puso en mi camino a un maestro entregado.
Nuestra vida puede empezar en situaciones desafiantes, pero la pasión por Cristo y las conexiones significativas pueden transformar nuestro destino. Walt fue el catalizador que encendió mi llama por el ministerio, recordándonos que Dios tiene un sentido del humor divino al desafiar lo que se considera imposible.
Oración
Oh, Dios misericordioso, en medio de las vicisitudes diarias que enfrentamos como mujeres en la sociedad moderna, levantamos nuestros corazones hacia Ti con gratitud por ser la fuente inagotable de amor y esperanza. En los momentos de oscuridad, Tú has demostrado ser la luz que guía nuestro camino, transformando nuestras adversidades en oportunidades para experimentar tu inmenso amor redentor.
Al reflexionar sobre mi propia historia, marcada por la ruptura familiar y la desolación, agradezco profundamente por haber enviado a personas como Walt, que, a pesar de sus limitaciones terrenales, fueron instrumentos de tu amor y gracia. Te agradecemos por las conexiones auténticas que forjas en nuestras vidas, recordándonos que en medio de nuestras ocupaciones diarias, el compartir el amor de Cristo de manera práctica puede ser una fuerza transformadora.
Te pedimos, oh Señor, que nos concedas la sabiduría y la fortaleza para cultivar la pasión por Cristo en nuestra vida diaria. Ayúdanos a encontrar momentos para conectarnos auténticamente con aquellos que nos rodean, demostrando amor, compasión y autenticidad. Permítenos ser faros de esperanza y luz en medio de un mundo agitado, inspirando a otros a través de nuestras acciones y compartiendo historias de redención que reflejen tu amor inquebrantable.
Que en cada paso que demos, en cada palabra que pronunciemos, y en cada acto de amor que realicemos, podamos reflejar tu luz divina. Concédenos la gracia de ser instrumentos de tu paz y esperanza en el mundo actual, llevando la pasión por Cristo a la vida práctica de cada mujer, para que tu amor redentor continúe transformando corazones y renovando vidas. En tu nombre oramos, confiando en tu fidelidad y amor eterno. Amén.
Inspirado en un artículo de Howard Hendrick, maestro y escritor cristiano