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Sucesión es una palabra asombrosa. Comienza con el concepto mismo de suceso, éxito. El suceso tiene que ver con el movimiento. Tiene que ver con la continuidad. La sucesión exitosa garantiza la continuidad. Sucesión significa “seguir a, a continuación de”, pero las definiciones de “suceder” de algunos diccionarios incluyen la acepción “seguir” antes que la idea de hacerlo bien. Los etimólogos nos dicen que la palabra suceder proviene de términos antiguos que significan “seguir” o “ir tras”.

El suceso, o éxito, en sí mismo, tiene que ver con avanzar hacia algo, y la mayoría de las personas piensan en el éxito como: “Yo establezco un objetivo. Me muevo hacia el objetivo, y logro el objetivo. Terminé”. En un sentido muy simplista, es verdad; usted decide que quiere construir una casa, y comienza a diseñarla, la construye y, ahora que está terminada, recibe las llaves. Usted podría llamar a eso tener suceso, pero la sucesión preserva el suceso.

Normalmente pensamos en el éxito relacionándolo con la búsqueda, el logro y la conclusión de algo, pero el éxito implica moverse, avanzar, continuar. La sucesión es la perpetuación del propósito. El propósito es la misión que usted tiene. La sucesión significa proteger su misión más allá del tiempo de su vida. La sucesión preserva todo su arduo trabajo después de que usted se retire o muera. La sucesión es el traspaso del propósito, el contenido, el carácter, los estándares, los valores, la moral y las cualidades del líder, a las generaciones siguientes. La sucesión implica ante todo transferir su visión a otra generación de líderes. Eso es algo difícil de hacer. Significa que usted debe transferir su manera de pensar a otra persona. Eso requiere compartir mucho tiempo de intimidad. Para efectuar la transferencia de la visión, el mentor debe dedicar tiempo al potencial sucesor.

La visión debe seguir viva aunque usted muera. Si su visión muere con usted, usted fracasó. He visto iglesias sin terminar cubiertas de malezas. ¿Por qué? Porque el líder fracasó. Las multitudes venían a sus reuniones y la gente aclamaba sus sermones pero nadie continuó ni completó su tabernáculo. Las malezas que ahogan los sueños inconclusos siempre pondrán en evidencia el fracaso. Los monumentos sin terminar son una señal de fracaso, signos reveladores de que usted no fue un mentor y no invirtió en lo correcto, las personas por quienes era responsable.

El éxito no es lo que ocurre mientras usted vive. El éxito es lo que ocurre después de que usted se va. Por esa razón la palabra sucesivo es tan importante. Los términos generaciones sucesivas, o subsiguientes sugieren continuidad. Queremos ser exitosos, así que llevamos a cabo un proyecto. Estamos orgullosos de hacerlo y queremos que todos recuerden lo que aportamos en nuestra vida. Eso no es éxito. El éxito es saber que alguien continuará la obra después que usted se vaya.

Usted es exitoso si su visión lo sobrevive a través de otra persona. Si nos olvidamos de usted después de que muera, no importa cuán grandes hayan sido sus logros, usted es un fracaso. Su éxito se mide por la gente que deja detrás. Alguien que viene después de usted puede destruir cada uno de los objetivos que había alcanzado. Si usted tiene sesenta, setenta, u ochenta años y ha hecho cosas maravillosas, ¿lo sobrevivirán? La única manera de garantizarlo es por medio de la sucesión. El verdadero liderazgo es una cuestión de continuidad.

La sucesión no es solo tener éxito. La sucesión es preservar el éxito. Usted necesita a alguien que preserve lo que haya logrado. ¿Puede imaginarse construir su negocio familiar durante toda su vida y que después que usted muera unos hijos no capacitados lo vendan a mitad de precio para poder comprarse unos palos de golf? Toda su vida usted trabajó mucho, invirtió y construyó un edificio, edificó un negocio, o construyó ese enorme imperio. Después un hijo, una hija, un primo, o el próximo esposo de su esposa lo venden en el mercado a mitad de precio para comprar algo que provee una gratificación inmediata. Hemos visto suceder esto muy a menudo.

Cuando es el tiempo de la transición de los líderes, muchos no han preparado un sucesor, así que hay conflicto, peleas o un enfrentamiento por el liderazgo. Cuando un nuevo líder emerge de eso, el ganador puede dedicarse a destruir todo lo que usted había edificado para probar que él es diferente o mejor. Este ha sido el modus operandi de la mayoría de los líderes. Si ha estudiado los países en desarrollo, usted sabe que en la mayoría de los casos cuando ocurre una transición de liderazgo estalla un golpe de estado. Frecuentemente la gente es asesinada y el país experimenta una tremenda agitación. Algo similar ocurre en las salas de directorio de las corporaciones, los partidos políticos y las organizaciones eclesiásticas cuando es hora de esas transiciones, aunque por lo general sin violencia.

Es por eso que la transición es tan crítica. Ella preserva el triunfo. La grandeza del liderazgo se mide por su continuidad. No se trata de usted. Se trata de la próxima generación. Usted no desea que alguien destruya, emplee mal, o desvíe su organización de su propósito original. Quiere que progrese y se desarrolle más allá de lo que usted ha hecho. Usted mantiene vivo su propósito por medio de un sucesor. No desea meter todos sus sueños, planes, e ideas en un ataúd consigo. Manténgalos vivos en alguien de quien sea mentor.

Mi definición de sucesión es la efectiva transferencia, traspaso y transición de la visión, la pasión, el propósito, los intentos, los sueños, el carácter, los estándares, los valores, la moralidad y las cualidades del líder a la siguiente generación de líderes. La sucesión perpetúa el propósito.

-Tomado del libro Un legado a seguir por Myles Munroe

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