Sentirme protegida
En nuestro andar de todos los días nos encontramos con distintas voces, y muchas de ellas influyen sobre nuestros pensamientos y sentimientos sin darnos cuenta. Es entonces cuando perdemos el foco, y el sentirnos protegidas por Dios se desvanece imperceptiblemente.
En el consultorio médico había mucho tiempo de espera. Me senté en una de las pocas sillas libres, y me dediqué a… esperar. Por un rato miré el lugar, miré mi teléfono, leí un poco, simplemente para pasar el tiempo. Hasta que me di cuenta que había un sonido permanente que ocupaba el ambiente… alguien que hablaba sin parar.
Sentirme protegida
Al llegar a casa, el Salmo 3 me dio la luz que necesitaba
1 Oh Señor, tengo tantos enemigos; son muchos los que están en mi contra.
2 Son tantos los que dicen: «¡Dios no lo rescatará!».
3 Pero tú, oh Señor, eres un escudo que me rodea; eres mi gloria, el que sostiene mi cabeza en alto.
4 Clamé al Señor, y él me respondió desde su monte santo.
5 Me acosté y dormí, pero me desperté a salvo, porque el Señor me cuidaba.
6 No tengo miedo a los diez mil enemigos que me rodean por todas partes.
7 ¡Levántate, oh Señor! ¡Rescátame, Dios mío! ¡Abofetea a todos mis enemigos! ¡Destroza los dientes de los malvados!
8 La victoria proviene de ti, oh Señor; bendice a tu pueblo.