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Niña mirando el cielo orando a Dios

Dios te escucha

En la actualidad, vivimos en una era donde las comunicaciones se han vuelto más accesibles y rápidas gracias a la tecnología. Podemos conectar fácilmente con personas de todo el mundo, incluso hasta con los astronautas que se encuentran en el espacio. Sin embargo, hay una forma de comunicación especial que no requiere de toda esta tecnología avanzada: hablar con Dios es un privilegio exclusivo para ti.

Conexión infinita

A diferencia de las comunicaciones en línea que dependen de dispositivos y conexión a internet, la oración nos permite comunicarnos con el Padre divino desde cualquier lugar y en cualquier momento, sin necesidad de intermediarios tecnológicos. No importa dónde estemos, podemos dirigirnos a Él con nuestras palabras sinceras, tal como hablaríamos con un amigo cercano.

Interferencias?

Es cierto que a veces puede resultar difícil orar. Quizás no sepamos qué decir, nos distraigamos con facilidad o sintamos que no disponemos de tiempo suficiente. Sin embargo, descubrimos que no necesitamos emplear un lenguaje académico o complicado para comunicarnos con Dios. La oración es sencilla y podemos utilizar las mismas palabras que usamos en nuestro día a día.

Además, hablar con Dios no requiere hacer una cita o encontrar un momento específico en nuestro calendario. Podemos dialogar con Él mientras realizamos nuestras actividades diarias, ya sea mientras caminamos, conducimos, o llevamos a cabo nuestras tareas cotidianas.

Niña en paisaje mirando el cielo y orando

Dios te escucha

Hablar con Dios es un privilegio

El acto de orar es un privilegio maravilloso que nos permite conectarnos con lo divino. Afirmamos con confianza que Dios nos escucha en todo momento, en las buenas y en las malas. Sus ojos están puestos en nosotros y sus oídos atentos a nuestras palabras. Nos rescata de nuestras dificultades y nos libra de nuestros temores.

Así como la oración en medio de la angustia es esencial, también lo es mantener una comunicación cotidiana con nuestro Padre celestial. Hablar con Dios es como conversar con un amigo cercano, con quien podemos compartir nuestras alegrías y tristezas, pedir consejo, reconocer nuestras debilidades, y recibir su apoyo incondicional.

Hablar con Dios es un privilegio al que podemos acceder en cualquier momento y lugar, sin depender de la tecnología. Es una conexión espiritual que nos permite expresar nuestras emociones y necesidades con la certeza de que Él siempre nos escucha y está dispuesto a acompañarnos en nuestro caminar por la vida.

 

 

Niña en paisaje buscando a Dios

Busca a Dios

 

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