Llegar hasta el borde. Sentirme atrapada sin salida. Miedo a lo que no conozco… Esos sentimientos me han invadido sin parar. Es que cuando hay que caminar entre espinas, enfrentando dolor, angustia, frustraciones todo se hace más pesado, y sobran los motivos para quedarme estancada.
¿Cómo superar lo que no tiene solución? Cuando emprendí este camino tenía tantas ilusiones, que no podía más del entusiasmo. Sin embargo, las cosas no salieron como esperaba. Decepciones con la gente, falta de compromiso de otros, falta de fuerzas para sostener lo insostenible.
¿Te has sentido así?
tal vez con una relación sentimental que no funcionó, o con un empleo que no resultó ser lo que esperabas… lo cierto es que lo fuerte del impacto se siente en todo el cuerpo, y te quedas sin saber qué pasa, sin entender nada…
Querida amiga, el pozo de la desesperación no es un buen lugar para quedarse. Ataques de pánico, miedos y fobias, enfermedades emocionales y físicas son sólo algunas consecuencias de las frustraciones no resueltas. Te preguntarás, cómo es posible abandonar este lugar, que aunque doloroso, pasó a ser el que más conoces hoy…
La respuesta está en mirar hacia arriba. Sí, al cielo mismo. Todo lo imposible que es para mi el salir, con la ayuda de Dios se hace realidad. Esto no es una mera idea, te lo digo por experiencia.
Cuando murió mi bebé creí que iría a morir con él. Sin embargo, seguí adelante. Te aseguro que no tenía fuerzas para nada, pero había alguien comprometido a alentarme. Buenos amigos oraban por mí, y tímidamente yo misma empecé a pedir consuelo. Comencé a recuperar el sueño que había perdido, y sentir paz en lugar de angustia… y casi ni me di cuenta, pero Dios estaba allí, sacándome a lugar espacioso.
No fue la única vez que lo experimenté. He pasado muchas desilusiones. Sin embargo, Dios estuvo allí poniendo en mi el anhelo de avanzar hacia lo nuevo. Sólo tuve que decirle: Señor, Hoy decido avanzar hacia lo nuevo.
Pat MV