Vive sin miedo, mujer de Dios
Sin miedo ante las dificultades inesperadas
Enterarme de que necesitaba cirugía no fue fácil. La resistencia inicial fue mi primer instinto. A lo largo de mi vida, ingresé al quirófano siete veces debido a distintos problemas de salud. En cada ocasión, surgían pensamientos como «¿hay otra alternativa?» o «quizás Dios pueda sanarme». Te confieso, fue difícil enfrentar todo sin miedo.
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Resistiendo la intervención quirúrgica
Resistirse a ser operada implicaba un proceso agotador: consultas con especialistas, búsqueda de tratamientos alternativos y peticiones de ayuda divina. Sin embargo, al final, la cirugía se volvía inevitable.
Recuerdo cómo el personal médico siempre me preguntaba con inquietud: «¿Es tu primera vez en cirugía?» Mi rostro delataba mi temor, aunque la primera vez fue abrumadora: lloré hasta que una enfermera vino a reconfortarme.
Enfrentando el diagnóstico sin miedo
En mi última cirugía, la posibilidad de un diagnóstico de cáncer oscurecía el panorama. Afrontar la posibilidad de confirmar la enfermedad no era alentador. Sin embargo, sorprendentemente, no sentí miedo, sino una gran dependencia en Dios.
Mi entrada a la sala de operaciones estuvo acompañada de una paz profunda al encomendarme al Señor. Mi último pensamiento antes de la anestesia fue una conversación con Jesús, entregándole mi destino.
El renacer y la gratitud
Despertar fue un alivio inmenso. Ver a mis hijos esperando a que me recuperara fue una dicha inmensurable. Dios me otorgaba otra oportunidad. El tumor maligno fue extirpado por completo, confirmado por el médico.
El tratamiento posterior involucró yodo radioactivo, específico para mi tipo de tumor tiroideo. Dos años después, los exámenes mostraron que no quedaba rastro alguno. Mis chequeos regulares continúan demostrando resultados normales.
Sabiduría en la confianza
Siguiendo el consejo sabio de mi médica, evité buscar información en internet sobre mi enfermedad. Confiar en la sabiduría de los profesionales de la salud ha sido fundamental. En tiempos de miedo, escuchar demasiadas voces puede ser contraproducente.
Fe y apoyo inquebrantable
La fe en Dios, el amor de mi familia y el apoyo de mi iglesia fueron pilares fundamentales durante todo el proceso. Creer en Su amor y plan de bien para mí fue esencial.
La fe como guía
Enfrentar una cirugía no tiene por qué ser un drama si confías en Dios. Todas las cosas, incluso las cirugías, pueden obrar para tu bien si permites que Él dirija tu vida. Deja que Dios reine también en esos momentos difíciles, y experimentarás Su victoria.