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Conocer el alma de quien está a tu lado es algo que lleva tiempo y dedicación.

Conocer el alma de quien está a tu lado

Conocer el alma de quien está a tu lado

Conversar un poco más con mi compañera de trabajo me ha generado un gran impacto. Nos veíamos todos los días, compartíamos las tareas de oficina, hasta viajábamos juntas… pero no sabía que en su interior, ella estaba sufriendo…

El desafío: Conocer el alma de quien está a tu lado

Cuántas horas pasamos con algunas personas sin llegar a conocer su interior. En parte es comprensible, uno no va a abrir su corazón frente a conocidos por el solo hecho de compartir un aula todos los días, o una oficina durante algunos años. Nuestro «comportamiento social» se limita a un trato superficial… lo necesario para interactuar durante el tiempo compartido.
En muchas ocasiones, nuestra interacción con los demás se queda en la superficie, sin adentrarnos en el corazón y los pensamientos más profundos de aquellos que nos rodean. Esta prudencia puede ser comprensible, ya que no todos los entornos son propicios para abrir nuestros corazones. Sin embargo, esta actitud a veces contrasta con la esencia misma del amor y la comprensión que Dios nos enseña.
Aunque no siempre nos hemos comportado así. A veces nos hemos abierto contando lo que nos pasa a quien estuviera más cerca, y los frutos no han sido buenos. Murmuración, juicio, malestar. Para qué entablar conversaciones que traen consecuencias lastimosas, mejor es no establecer vínculos.
En las Escrituras, se nos anima a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, a compartir nuestras cargas y a ser un apoyo genuino en la vida de los demás. No obstante, hemos experimentado el dolor de compartir nuestras luchas y preocupaciones con aquellos que, en lugar de compasión, nos han respondido con juicio y crítica. Esta experiencia puede llevarnos a cerrarnos, a alejarnos de establecer conexiones profundas por miedo a sufrir heridas similares.
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Conocer el alma de quien está a tu lado

Que no sea demasiado tarde

A pesar de estas experiencias, la palabra de Dios nos llama a una comunidad de amor y apoyo mutuo. Es cierto que abrir nuestro corazón conlleva riesgos, pero también abre la puerta a la verdadera conexión y crecimiento espiritual. No debemos permitir que los fracasos pasados nos impidan buscar la compañía y el apoyo de otros creyentes.

La clave está en discernir con quiénes compartir nuestras luchas, buscando aquellos que reflejen el amor y la gracia de Dios. Al encontrarnos en espacios de confianza y comprensión mutua, podemos encontrar consuelo, sabiduría y fortaleza para seguir adelante en nuestro caminar de fe. La fe nos llama a mantener un equilibrio entre la prudencia y la apertura, buscando relaciones que nos impulsen hacia Dios y nos permitan crecer como individuos y como comunidad de creyentes.

Te invito a ser libre de los prejuicios y hacer la prueba de dar el primer paso para conocer un poquito más a quienes te rodean. Saber cómo se siente, cómo es su familia, cómo vive son cosas que te van a permitir mirar a través de su apariencia y de su comportamiento habitual, para ver aquello en lo que aún no ha sido tocado con el amor de Dios.
Hay gente que está sufriendo, y está tan acostumbrada a hacerlo que no sabe lo que es vivir con libertad y esperanza. Quizás necesite ayuda, y no sabe a quién pedirla. Tal vez seas la única persona que puede ayudarla.

No hace falta mucho, sólo estar dispuesto a extender la mano, escuchar y presentarle el amor de Dios en forma sencilla. El Señor hará el resto.


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