Hoy escuché una historia de un hombre de 86 años, quien contaba por primera vez cómo había sufrido el abandono en su tierna infancia, y cómo había escapado de esa situación. Mi perspectiva acerca de él tuvo un cambio en ese momento, comprendiendo un poco mejor el porqué de su carácter o de actitudes que me han molestado a lo largo de los años.
A veces necesitamos conocer de qué forma ha vivido una persona, qué experiencias tuvo y cuáles han sido sus sufrimientos para poder ponernos en su lugar. Cuántas veces nos apresuramos a juzgar a alguien por su carácter, o por sus conductas inapropiadas sin saber qué hay detrás de todo esto. Seguramente, su personalidad ha sido forjada por una realidad adversa o por no haber tenido la bendición de conocer al Señor hasta el momento.
Hoy he aprendido que puedo ser una persona compasiva. Jesús tomó nuestro lugar, y su bondad hacia nosotros es infinitamente misericordiosa. Tomemos su ejemplo, y seamos compasivos los unos con los otros, perdonándonos así como El nos perdonó.