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La sangre de Jesús y su valor en la vida de la mujer de fe

Por Estudio Biblico5 minutos de lectura

La sangre de Jesús

Sangre de Jesús

Sangre de Jesús

Querida amiga: el Padre te hizo apta para participar de la herencia de los santos en luz. Dios te ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo. Es en Su Hijo Jesús en quien tienes redención por Su sangre, el perdón de tus pecados.

Dios nos rescató de la oscuridad en que vivíamos, y nos llevó al reino de su amado Hijo,  quien por su muerte nos salvó y perdonó nuestros pecados.

Colosenses 1:13,14 TLA

La sangre de Jesús y su valor

Nunca será suficiente el agradecimiento que expresemos por lo que nuestro amado Jesús hizo por nosotros. Derramó toda su sangre, su preciosa sangre para pagar nuestro rescate. Muchas veces nuestro entendimiento se ve limitado para comprender tanto amor. Y más aún, nos cuesta comprender por qué el precio era de sangre.

Cuando los primeros predicadores del evangelio declararon que Jesús era el Cordero de Dios, cuya sangre había comprado la redención de los pecados, no tuvieron que definir estos términos a sus oyentes, para quienes estos vocablos eran conocidos, familiares. Nosotros, sin embargo, que vivimos miles de años después de estos acontecimientos, y que no hemos sido educados en el ritual mosaico, necesitamos estudiar la cartilla, por así decirlo, por la cual Israel aprendió a deletrear el gran mensaje: Redención por medio del sacrificio expiatorio: derramamiento de sangre.

¿Por qué la sangre?

Si queremos comprender mejor el significado de la muerte de Jesús, debemos centrarnos en el vocablo «sacrificio». Ahí tenemos la clave. Cualquier explicación que excluye el elemento expiatorio, es anti-bíblica, ya que nada es más destacado en el Nuevo Testamento que el empleo de términos expiatorios para dar a conocer la muerte de Cristo. El describirlo como «Cordero de Dios,» el decir que Su sangre limpia del pecado y compra la redención, el enseñar que murió por nuestros pecados, todo esto equivale a decir que la muerte de Jesús era un sacrificio verdadero por el pecado.

La sangre en el Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento, los sacrificios que eran parte del ritual de adoración para los israelitas, son símbolos proféticos que señalaban al Sacrificio perfecto. En su momento, esos sacrificios sirvieron para preparar al pueblo de Dios para un tiempo o dispensación de mayor importancia, que empezaría con la venida de Cristo.

El sacrificio de sangre fue bien pensado

El sacrificio de Jesús no fue una improvisación de Dios ante el curso que había tomado la humanidad. Antes de la creación del mundo, Dios hizo provisión para la redención del hombre. Se describe a Jesús como el «Cordero, el cual fue muerto desde el principio del mundo.» Apocalipsis 13:18.

Así como el cordero que sería sacrificado en la pascua era «predestinado» varios días antes de ser muerto (Éxodo 12:3,6) de igual manera Cristo, el Cordero sin mancha había sido «ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor a vosotros.» 1Pedro 1:19,20. Adquirió para el hombre la vida eterna, que Dios prometió «desde antes del principio de los siglos.» Tito 1:2.

El que hubiera un grupo de personas santificadas por este sacrificio fue decretado «antes de la fundación del mundo.» Efesios 1:4. Pedro les comunicó a los judíos que aunque por su ignorancia habían crucificado a Cristo con manos malvadas, no obstante habían cumplido el plan eterno de Dios, puesto que había sido «entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios.» Hechos 2:23. El cristianismo no es una religión que comenzó hace veinte siglos, sino la manifestación histórica de un propósito eterno.

Sin culpa

Puesto transcurrirían varios siglos antes de la consumación del sacrificio, ¿qué debía hacer el pecador mientras tanto? Dios ordenó una institución que prefigurara el Sacrificio, y asimismo se convirtió en un medio de la gracia para el arrepentido y creyente: los sacrificios de animales.

La sangre de un animal sacrificado

La primera mención de un animal sacrificado ocurre en Génesis 3. Adán y Eva, después de haber pecado, tuvieron conciencia de su desnudez física, la cual era indicio exterior de la desnudez de conciencia. Fueron en vano sus esfuerzos de cubrirse exteriormente con hojas, y por dentro con excusas.

Luego Dios tomó pieles de animales y los cubrió. Mientras que el registro no dice en palabras que se trataba de un sacrificio, sin embargo al reflexionar con respecto al significado espiritual del acto, se concluye en una apelación de Dios tomando disposiciones para la redención del hombre.

Una criatura inocente muere para que la culpabilidad sea cubierta. Ese es el objeto principal del sacrificio, una cubierta divinamente proporcionada para la conciencia culpable.

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